miércoles, 5 de julio de 2006

Il Palio di Siena

Y ya que estamos por la zona...

Practico italiano por ejemplo con los de cocina (y saco de allí recetas..., claro), sigo la actualidad política con Porta a porta, algún programa 'cultural' (mmm... quiero decir que busco óperas, conciertos, teatro: no vayan a creer, no mucho...: Italia está en este mundo; y la televisión de Italia está en el mundo de la televisión de este mundo...); y todo esto porque -debo confesarlo- uno de mis berretines es ver programas de RAI Internazionale (la Rai, a secas.)

Los hay que recorren el país mostrando regiones y provincias, como también los hay en la televisión gallega (muy buenos, en particular los de música que son no pocos), y en el canal vasco (ah, esos memorables partidos de pelota: sí, señor...) o en la propia televisión oficial española (cómo extraño las corridas y las ferias que hace unos 20 años todavía se veían... enteras.)

Para cine, de tanto en tanto tengo que darme una vuelta por TV5. ¿La Deutsche Welle? Bueno..., sí, un poco, no mucho.

Pero, si hay algo que de veras me gusta, es esa magnífica carrera de caballos: 'il Palio di Siena' y todo lo que la rodea.

El domingo pasado fue la primera 'gara': il Palio di Provenzano, en homenaje a Nuestra Señora de Provenzano, cercano a la antigua fiesta de la Visitación, lo que ocurre el 2 de julio de cada año.

El próximo será il Palio dell'Assunta, el 16 de agosto (este año cae miércoles), vecino a la fiesta de la Asunción de la Virgen.

Permítanme que mi entusiasmo les haga dos recomendaciones: los que puedan verlo, búsquenlo en su 'canal de cable amigo', vean toda la transmisión, el desfile, las banderas, la puja de los 'barrios' de Siena. No se arrepentirán, seguro.

Los que no puedan, (y también los que puedan) no dejen de buscar -además- información sobre 'il Palio di Siena', los orígenes, los signos, el sentido de la fiesta, el premio, la pasión increíble que ponen los de Siena (y de buena parte de Italia) en esa fiesta. Tampoco se arrepentirán, seguro.

La palabra que designa la carrera (il Palio), se refiere precisamente al premio (en la ilustración, il Palio de julio de este año, porque cambia todos los años): un lábaro, una especie de bandera portante, que es el premio del ganador, quien tiene derecho a pasearla por toda la ciudad.

No estoy descubriendo nada nuevo. No pretendo ser inédito. Pero es que la supervivencia de semejante fiesta-competencia me parece sorprendente. Reconozco que estas transposiciones del pasado al presente sobreviven a medias y que mucho de lo que hoy rodea a la fiesta está impregnado de nuestro tiempo, que no es exactamente el mismo tiempo que otros tiempos.

Como, mucho más modernamente, el propio fútbol, claro que sí.

Todo lo cual me recuerda que tal vez tendría que hablar de Rollerball, una película de Norman Jewison que protagonizó James Caan, allá por 1975 y que siempre me impresionó.

La vi hace poco y hace poco me enteré también de que hay una versión que se estrena este año, producida por el propio Jewison y que dirige John McTiernan, que todavía no vi.

Sin embargo, y a estos respectos, valdría aquí el recuerdo de que hubo un 'juego' inca parecido a ese rollerball y a otros tantos de los hoy deportes de 'alta competencia', en más de un aspecto: los jugadores tenían que eliminarse entre ellos, literalmente: matándose; mientras, corrían en círculo disputándose una 'pelota' que bien podía ser una cabeza humana, a veces una piedra o una vegija de animal. Los 'goles' se convertían metiendo el 'balón' en un agujero que había en la pared que servía de contorno al estadio. El premio, además de la gloria, solía ser una noche fogosa y apasionada. Después, venía el sacrificio del ganador.


En fin, me quedo con il Palio..., o una buona partita di calcio...