¿Alguno se había dado cuenta? ¿Verdad que no? Yo tampoco.
Esa pasión por los números redondos, ay...
Y hablando de pasiones tontas y de las pérfidas también.
Cito de memoria:
Igualdad oigo gritarQuiero decir en este caso que nos es casi imposible querer algo que no hayamos dado por bueno antes.
al jorobado Fontoba:
¿querrá pasar la joroba
o nos querrá jorobar?
En razón de bien, se dice.
Y es por eso que ocurre frecuentemente que reputamos bueno lo que no lo es: lo justificamos, lo blindamos, lo defendemos, para que no vaya a ser cosa que a la luz pública aparezcamos deseando lo indeseable, defendiendo lo indefendible. Aparezcamos jorobados.
Y no es que nada más no podríamos quererlo sin darlo por bueno y querible. Es que sabemos que estamos defendiendo lo que no es defendible. Que estamos jorobados.
Descuento la mala -¿y la buena?, mmm...- fe de quien va saltando al rango las objeciones e impugnaciones, incluso poniéndole el pie a los que vienen detrás, sabedor de que en una carrera leal lleva las de perder.
Pasa incluso a veces que, flacos de mejores artilugios, nos basta con decir que quien sostiene lo contrario no es mejor que yo. Con lo cual mi pobre y maltrecho objeto indeseable nos parece -y queremos que parezca- que se reviste de una blanca luz que bendice y hasta canoniza.
Fea y triste cosa, sí. Pero posible. Y frecuente, vea...
Muy.
Dirán ustedes: ¡Oye, chico, con qué gentuzas te andas mezclando...! ¡Por nuestros barrios no hay animales de esa laya...!
Sí. Claro. No.