Cuando llegue esa hora (no la quiero...)
iré a ese bosque azul que me decías.
Dijiste: "hay que perderse por la senda
que llega al río, hay que encontrar un vado
y subir una cuesta hasta la altura
y otra vez, al bajar, ir bosque adentro.
En una claridad, que es un mallín,
hay en el centro un árbol que no muere..."
Cuando llegue esa hora y ya no estés,
iré a ese bosque azul, iré al sendero,
cruzando el río llegaré a lo alto,
y bajaré la cuesta a paso triste.
Y me recostaré entre las raíces
para olvidar allí que ya no estás.