lunes, 8 de enero de 2024

Tucho o la mística peligrosa (I)




Tal vez, y más no sea por conocer algo de literatura, debería uno estar advertido de que la mística es un país sumamente delicado. Y hasta peligroso. Y al que no se entra sino invitado.

Y uno de los primeros peligros es hacer de mística un término equívoco, cuando la palabra es la misma pero el significado es completamente diferente. Y más cuando el significado usado desdibuja el sentido propio.

En materia de ideas, además de ser un tipo de falacia, ese uso equívoco es una especie de fraude. Y en materia de espiritualidad, es algo peor. 

Ahora vayamos al asunto.

Por una vía inesperada (y fortuita, si es verdad que eso existe...), conocí hace unos días la existencia de este libro la Pasión Mística espiritualidad y sensualidad

En 1998, lo hizo publicar en México su autor, el actual cardenal Víctor Tucho Fernández, que como se sabe fue nombrando Prefecto para la Doctrina de la Fe recientemente por su mentor y promotor, el papa Francisco.

Con la obra en mis manos, busqué más referencias de esta publicación, en varios sentidos sorprendente, pensando que tendría toda clase de comentarios y análisis, ya que tiene todo el aspecto de ser un libro de tesis. Y nada. De modo que, o no es un libro de tesis que represente algo que merezca difundirse o ha desparecido. Lo que hace más curioso el hallazgo es que no figura en parte alguna, hasta donde llegué a ver. Salvo una mención en Google Books como registro puramente bibliográfico. Podría haberse agotado, pero aun en ese caso el contenido podría haber merecido citas, referencias, análisis y comentarios. Y nones.

Un libro fantasma de un tema por muchas razones importantísimo y nada menos que escrito por el actual Prefecto para la Doctrina de la Fe. Curioso, al menos. Y curioso también que no se incluya en los listados habituales de obras de Fernández.

Entonces, y ya que lo tenía a mano, lo leí. Dejo, por ahora, las siguientes notas:

1. El libro tiene dos partes nítidamente diferentes. 

Salvo el capítulo segundo, de un tono diverso y meloso, la primera parte es un acopio profuso de citas de todo tipo, siempre con el objeto de mostrar hasta dónde llega la experiencia mística o subidamente espiritual comprendiendo a toda la persona, en mente y espíritu pero, fundamentalmente, en cuerpo, porque la sensualidad es el asunto principal del libro. Y de ese modo trata de mostrar de qué manera hay un impacto corpóreo y un reverbero intenso de esas experiencias espirituales en los afectos. Particularmente en clave de experiencias que se manifiestan como conmociones afectivas y sexuales que, en el tenor de ese acopio de experiencias místicas o pseudo místicas, se presentan como auténticos afectos sensibles, que incluyen la genitalidad.

Las citas acopiadas pertenecen mayormente a hombres y mujeres, algunos de los cuales han sido llevados a esas experiencias místicas –por la Gracia, se entiende–, o a quienes han escrito sobre esas experiencias. Hay también citas que se pretende sean "de autoridad" respecto de esos asuntos, incluso tomadas de otras fuentes, como es el caso poco feliz de una cita (bastante frecuentada) del musulmán egipcio del siglo XV, Al Sonuouti. Acopio no es sinónimo de pertinencia, claro.

Aquí queda una enumeración simple y sin comentario de las citas de los capítulos 1, 3, 4 y 5:

SS. EE.
S. Agustín
S. Gregorio de Nisa
S. Catalina de Siena
Silvano de Monte Athos
S. Buenaventura
S. Felipe Neri
Pablo Neruda (citado a propósito de un testimonio de una mujer que, dice el autor, se acercaba a comulgar con la necesidad de citar unos versos del autor chileno que están en El hondero entusiasta.)
S. Bernardo
Guillermo de Saint Thierry
Fray Luis de León
San Juan de la Cruz
Hugo de San Víctor
Sta. Teresa de Ávila
Beatriz de Nazareth
S. Tomás de Aquino
S. Juan Clímaco
Sta. Gema Galgani
Juliana de Norwich
B. Angela de Foligno (la más explícita en materia de la vivencia sensual de su espiritualidad, y las más largamente citada)
Sta. Margarita María de Alacoque
Sta. Matilde
Hadewych de Amberes
San Francisco de Sales
Sta. Clara de Asís
Sta. María Magdalena de Pazzi
Sta. Gertrudis

2. Hay una segunda parte del libro que parece escrita por una mano distinta de la que escribió la primera. Y que se desgrana a partir del capítulo 6, Hermosa mía ven, en el que el autor detalla una experiencia espiritual que dice haberle confiado una adolescente: en su recorrido del cuerpo de Cristo va sintiendo de modo también corpóreo el afecto que le despierta, así como lo que a ella le despierta físicamente lo que entiende ser el amor que le prodiga el Hijo de Dios, según su testimonio. O el del autor.

Esta segunda parte se completa con tres capítulos que detallan anatómica y fisiológicamente la genitalidad y sexualidad de ambos sexos. Desarrollan, además, consideraciones extensas acerca del orgasmo del varón y la mujer, por separado y en conjunto en la relación sexual. Según parece pretender el autor esto tiende a probar que, al ser corpóreos y con la genitalidad, la sexualidad y la afectividad corpórea incluidas, el amor de Dios quiere que sintamos en nuestros miembros los efectos de su abrazo amoroso. Y viceversa (como se sigue del capítulo 6, que ya mencioné), postulando que el cuerpo y la sensualidad deben ser también protagonistas en las manifestaciones del amor a Dios, lo que incluye nuestra sexualidad. Y todo en razón, repito, de que somos creaturas corpóreas y sensuales.

Finalmente, hay tres momentos con aspecto de ser oraciones líricas, dos de ellos son estos que aquí se ven y que cierran la publicación de 94 páginas.




Dejo también el índice que de algún modo ilustra no sólo los asuntos que trata el autor sino su perspectiva, de la que algo diré después.