viernes, 6 de mayo de 2005

Un breve repaso de lecturas 'casuales', porque una cosa me llevó a la otra, no necesariamente un texto a otro, sino más bien por las grandes líneas. No se trata tanto de los hechos históricos tomados uno por uno, sino de los hechos vistos en alguna clave.

Si llego a decir que la clave es escatológica, más de uno se va a asustar (porque enseguida se imaginará tremendismos sanguinolentos), y más de uno se va a enojar (creyendo que el optimismo es un campo de amapolas con una chiquita rubia corriendo con los brazos abiertos...). Así que mejor no lo digo, aunque la clave es escatológica.

Lo anoto ahora casi para mi, como recordatorio de algunas cosas para tratar aquí, cuando se pueda.

Diario del Concilio. Tercera Sesión. Los laicos. La Iglesia y el mundo. La libertad religiosa.
Me resulta muy interesante este diario de 1964, escrito por el dominico francés Yves Marie Congar. Está lleno de pistas para ver el día a día de la segunda mitad de aquel año. El discurso de cierre de Pablo VI, sus intervenciones indirectas en las sesiones, las expectativas, alegrías y tristezas de los 'padres conciliares' con arrestos más reformadores, la forma en que se discutieron asuntos como el ecumenismo, la Iglesia frente al mundo, la libertad religiosa, los judíos, las iglesias orientales, la colegialidad, relaciones en la Iglesia entre el papa y los obispos, el papel de los laicos, el sacerdocio femenino, el matrimonio y los nuevos tiempos. También asoma el importante asunto de la respuesta a los problemas económico-sociales y políticos, como acción prioritaria de la Iglesia que viene. Parece que, entre tantas cosas, los temas en estos cuarenta años son los mismos. Algo, que por otra parte, no se cansa de repetir Congar, incluso para consolarse muchas veces a si mismo: "aunque no todo salga como uno querría, hay que tener paciencia, los resultados se verán no ahora, sino en muchos años", sería el tono.

Una selección de textos de Antonio Gramsci.
En dos de sus obras hay algunas consideraciones más o menos conocidas.
"La religión es la más gigantesca utopía, o sea, la más grande metafísca aparecida en la historia, puesto que es el intento más grandioso de conciliar de forma ideológica las contradicciones reales de la vida histórica."
Un poco antes, en ese mismo trabajo, hablando de la religión católica 'elogia' su fuerza y su habilidad, que:
"han consistido en que sienten enérgicamente la necesidad de la unión doctrinaria de toda la masa religiosa y lucha para que los estratos intelectualmente superiores no se separen de los inferiores. La Iglesia romana ha sido siempre la más tenaz en la lucha por impedir que se formen 'oficialmente' dos religiones: la de los 'intelectuales' y la de las 'almas simples'."
También apunta Gramsci que es imprescindible substituir en las clases populares el predominio del catolicismo y sus tradiciones. Es necesario, según él, reemplazar el teocentrismo católico por
"una filosofía de la praxis, que es la concepción inmanentista de la realidad pero despojada de todo aroma especulativo y reducida a pura historicidad, convertida en puro humanismo."
Todo esto está en su trabajo sobre el materialismo histórico y la filosofía de Croce.

Por ello es que el estado no puede permanecer neutral frente al problema religioso. Frente a la Iglesia, según él, o se convierte en aliado o la combate hasta que desaparezca:
"La Iglesia no puede ser reducida a su fuerza normal con la refutación desde un punto de vista filosófico de sus postulados teóricos, ni con las afirmaciones platónicas de una autonomía estatal (que no sea militante), sino con la acción práctica cotidiana, con la exaltación de las fuerzas humanas creadoras en el área social."
Así lo dice en sus notas sobre Maquiavelo, la política y el Estado moderno. Ambas obras forman parte de la edición de los Cuadernos de la cárcel.

Hay muchas cosas interesantes, mucha fenomenología lúcida y mucho diagnóstico certero, siempre desde la particular perspectiva marxista del italiano, que no era la oficial en sus años, especialmente entre 1926 y 1937.

¿Se podrá hacer escatología sin saber? ¿Será eso mismo escatológico? ¿Tanto dentro como fuera de la Iglesia?