sábado, 21 de mayo de 2005

De vuelta

Me decía el autor esta mañana, cuando me dio estos versos, que eran un regalo. No para publicar.

Volvía él en auto de Buenos Aires al pueblo, medio apurado, para el almuerzo. Pero alcanzó a ver a la salida de la ciudad esta conjunción de grises y se le quedaron dando vueltas.
Cielo, niebla, río. Un todo...
indiviso; hecho de frío.
Un todo forjado en grises.

Niebla, el cielo. Cielo, el río
y el río color de niebla.

Hechos de otoño, en matices.
Y los tres imperceptibles
y los tres, uno: el otoño.

El cielo se hunde en el río,
la niebla que se hace cielo
sobre ese río de niebla.

Y el otoño que requiebra
con aciertos y deslices
a los encendidos grises.
Del río, el cielo y la niebla.

Tiene razón. No son para publicar.