lunes, 30 de mayo de 2005

Composición tema: La Vaca

Se me termina el día y me estoy por ir a comer un guiso de lentejas, qué tanto...

(Lo que me dejaron del almuerzo las fauces ávidas de la cohorte hambrienta: un caldo ferroso en el que flotan orondos y en su sazón los trozos de papas, batatas, zanahorias, roast beef, candelario y, obviously, lentejas...)

Después de estos días caribeños de este otoño falluto, un poco de frío hay que celebrarlo, a como dé lugar.

Pero, antes, un breve comentario.

De la casa de mi madre -asuntos de mudanzas- me llevé esta mañana muchos libros, cosas diversas, raras, curiosas, viejas, envejecidas. Fascinantes. ¡Quién tuviera tiempo! Especialmente para las páginas llenas de historia -y de historias- de increíbles mamotretos...

Uno de ellos lo rescaté -almuerzo y mimos filiales cumplidos- para el viaje: valía casi lo que un guiso de lentejas nocturno, con bon vin y pan casero de compañía.

El caso es que las Ediciones Anaconda -de las Grandes Librerías Anaconda- de Florida 251, Buenos Aires, encargó a los Talleres Gráficos de Porter Hnos. -de la calle Estados Unidos 1864-1866-, un volumen que se terminó de imprimir el 15 de julio de 1946.

Tiene unas fascinantes 356 páginas en rustiquísima presentación (típica de la postguerra).

En su portada reza el rimbombante título de Los Titanes de la Santidad. Le hace pendant un imperdible subtítulo rampante: Historias de vidas atormentadas, místicas, ascéticas, perseguidas y santas.

¡Caray! ¡Brrrr... así, da casi miedo abrirlo!

Tras un prólogo pimpante de Los Editores y un epílogo bollante de su pluma presunta, un anónimo e ignoto autor -que redacta en primera del singular y no firma jamás ni por error (¿uno? ¿muchos?)- se lanza a 24 aventuras hagiográficas.

En fin, con un concepto de santidad que, entre consabidos e indubitables (vbg. San Pablo, San José, etc.), le permite incluir a Fray Justo Santa María de Oro, Fra Doménico Cavalca o el Padre Mamerto Esquiú. Hay que reconocerle, entretanto, la inclusión de la Madre Sor María Antonia de la Paz y Figueroa y una profética canonización que anuncia con aplomo envidiable.

No digo que no parezca haber hecho los deberes a conciencia, por lo menos en lo que a consultas bibliográficas se refiere. Y además -por lo menos en los capítulos principales- con bastante solvencia.

Digo que este portento sabe cada cosa de gentes tan subidas, que merece él mismo estar como número 25.

Así es como solventa arduas cuestiones metafísicas y lógicas en Santo Tomás de Aquino, como dirime latines históricos en Agustín o Benito, para pasar a la mística Teresa, la impresionante Bárbara, la conmovedora Catalina de Alejandría o el documentado Don Bosco.

¡Sacré bleu!, dirían los héroes de Aquí la Legión, o los franchutes de El Tony: ¿Quién es nuestro anónimo y animoso polígrafo?

(Hay que ver, además, la colección Titánica de títulos, de la que éste es apenas un botón de muestra..., más precisamente el último, y más precisamente todavía: el Nº 13.)

Precio $ 5.- m/arg.

Hay, a $ 10.- m/arg., "la misma edición, en gran formato, encuadernado, con sobrecubiertas llamativas, especial para regalo"...

Lo dicho, pues: ¡a las lentejas!