La próxima vez que me lo encuentre a San Patricio, en Poblacht na h'Éirean o donde fuere, tengo algunos reclamos para hacerle.
Por ejemplo, que hayan quedado toda clase de serpientes en Irlanda (y fuera de Irlanda.)
Otro: haber explicado mal la Trinidad a los irlandeses.
Todo el mundo sabe que la poderosa de verdad es la del Estado implacablemente liberal, la Empresa implacablemente productivista y el Trabajo implacablemente calvinista.