jueves, 2 de noviembre de 2023

Carta abierta al Padre Pepe


Estimado padre,

Como no lo conozco, lo que diga a partir de aquí tiene como única referencia el reportaje de 7 minutos que le hizo hoy Télam Radio, y a lo que dijo allí me voy a referir.

Y, como no lo conozco, digo que lo que me resultó más notable fue cierta falta de cojones en sus declaraciones: así como se refirió claramente a uno de los candidatos con firmeza, así como excomulgó el voto en blanco, debería haber dicho sin más vueltas que había que votar a Massa. Creo que no vale esconderse en elipsis. Ponga nombres (ponga huevos...), aplauda enloquecido, enarbole una pancarta en el obelisco, cante la marchita, lo que quiera, pero aguante los trapos. Porque, si va a militar una candidatura, debería decirlo sin subterfugios. Piense que usted es un sacerdote –aunque milite una candidatura– y lo están mirando y oyendo fieles de la Iglesia que tienden a seguir a sus pastores, muchas veces sin mucho o ningún fundamento. No querría pensar que su intervención es un caso de abuso de poder o de autoridad, poder y autoridad que le reconocen los fieles, los tengan realmente sus pastores o no.

Además, estimado padre, es una doctrina jabonosa y no muy limpia esa de identificar a Sergio Massa (sin nombrarlo) con la justicia social, con la recta doctrina política para católicos, con más el bonus track de la excomúnica personal suya de usted para quienes no lo van a votar, especialmente para los "cristianos y católicos" que no lo van votar y votarán a su rival o en blanco. 

Porque también está, padre, ese otro dedito suyo levantado para señalar a los que optan por el voto en blanco, dedito sin más fundamento que el de que... hay que votar a Massa. Padre, el voto en blanco es legal y podría ser una opción. Es claro que no para usted, pero eso puede deberse a que usted ha identificado (sin nombrarlo) a Sergio Massa con el apóstol de los pobres, los desplazados, los descartados, y no sólo eso: con el único al que en conciencia un creyente debe votar. No tengo por qué pedirle que sea muy agudo, pero ¿se dio cuenta, padre, de que, en un balotaje, las posibilidades son: votar a alguno de los dos candidatos, votar en blanco o anular el voto (con más la posibilidad ilegal, aunque no del todo ilícita, de no votar)? ¿Se dio cuenta de que sin nombrarlo eligió una de las posibilidades y defenestró las otras tres (y entiendo que la quinta que mencioné, también). Padre, de veras le pregunto: ¿se siente usted bien?

Y, padre, una cosa más: Francisco será todo lo jefe de estado que se quiera pero no participa en estas elecciones (como candidato, digo...). Ni siquiera se puede identificar las ideas que a Jorge Bergoglio se le ocurra desgranar de sus propia cosecha, creencia o militancia política, con una doctrina segura, y menos ponerle con eso a un católico la pata encima. 

Estimado padre, lo dicho: tenga sus preferencias y sus militancias y haga y diga lo que crea o siente o lo que sus referentes le digan. Pero, padre, hay que poner los huevos en juego y no ir de etéreo teólogo social por la vida, corriendo con la vaina. Se le fue la mano. Lo que no pueda decir derechamente (me disculpará el adverbio...), lo dirá torcidamente, como creo que pasó en este caso. Pero corre el riesgo, como en este caso, de que sus estratagemas sean demasiado evidentes.

Finalmente, padre, –y como usted tampoco me conoce– me gustaría informarlo de que he expresado reiterada y públicamente mi opinión crítica respecto de Javier Milei y respecto de quienes sostienen que es él y no Sergio Massa el candidato a votar, como mal menor o como mal mayor. Otro tanto he hecho con Juntos por el Cambio y con Unión por la Patria. Y, a mi entender, es lo que debía hacer en buena medida porque no había candidatos elegibles, cosa que se debe a que los católicos no se deciden a hacer lo que sí tienen la obligación de hacer, o porque hay quienes, como usted, padre, que ponen (y quieren imponer) sus propias ideas y las hacen pasar por doctrina social.

Atentamente, 


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El reportaje al que me refiero, aquí.