lunes, 6 de noviembre de 2023

A ver esto de la Universidad del Sentido (I)


Por varias partes me llega desde hace unos días la cuestión: la Universidad del Sentido, un invento (hay que decir iniciativa...) de Francisco papa. 

Me adelanto a decir que, por esta cuestión y otras tal vez anejas y de inspiración similar, en ámbitos eclesiásticos o religiosos, a primera vista parece que sentido se ha transformado en un insumo discursivo lo suficientemente anodino como para que sirva para un barrido y un fregado. Modas en los modi di dire, diría. Corrientes y escuelas que se ponen creativas –y elusivas– a la hora de titular sus acciones. Finalmente inocuas, diría, si no fuera por lo que están suplantando con la neoverba.

Pero vayamos en orden. De hecho, tuve que revolver los rincones polvorientos de la red global para ver qué era todo esto. Y por lo que me costó obtener información, se me hizo claro que la gente no se vuelve loca tratando de seguir estas iniciativas (hay que decir inventos...), a las que hay que rastrear con tiempo y paciencia. Un servidor mismo, universitario y todo eso, desde hace decenios, apenas si me había topado con estos barrios.

Y aquí cabe una segunda aclaración: no quiero decir con esto que lo que se llegue a lograr con estas acciones sea indiferente o trivial, porque una cosa es que algo sea conocido y otra cosa es que sea operante. Así como existen santos anónimos que sostienen la historia, puede haber logias secretas, y por lo mismo ignotas, que buscan destruir lo que los santos sostienen.

Veamos, entonces. 

Hace algunos años, en agosto de 2013, apareció la idea de Scholas Occurrentes, una fundación que buscaba consolidar y difundir el eslogan francisquista de la Cultura del Encuentro, específicamente  entre instituciones educativas del entero planeta. Por cierto, no es una fundación confesional y la idea de que así sea también es de Francisco, lo que no deja de ser una curiosa pretensión para un Vicario de Cristo.

Después aparecieron las Cátedras Scholas (no me pregunten en qué idioma está ese nombre) que organizaron 8 encuentros desde 2016 hasta septiembre de este 2023, en diversas partes (Ciudad del Vaticano, Valencia, Jerusalén, Roma, Nueva York, Madrid, Santiago, Guadalajara). Más datos de lo que cocinan estas cátedras, aquí. Mientras, y para tener una idea de lo que se hizo en Santiago de Chile el año pasado con este asunto, aquí está la información oficial de aquella ocasión. 

En este segundo caso de las Cátedras Scholas, ya se apuntaba definidamente a tomar una dirección por fuera del sistema educativo formal a nivel universitario, en consonancia con el talante del asunto en general. El eslogan, mientras tanto, sigue siendo el de la Cultura del Encuentro y, siempre, con la consigna de que la movida no sea confesional. 

Esa misma dirección informal terminó de consolidarse con la creación, finalmente, de la Universidad del Sentido.

Con la excusa (y en parte motivo) de que la pandemia había dejado un tendal entre los jóvenes, Francisco planteó la necesidad de crear una universidad por fuera de las universidades, y con la condición de que no fuera en realidad una universidad stricto sensu. Parece haber ahí una definición algo sesgada de la noción misma de universidad, al plantear que esta nueva institución debe ser una universidad en salida, en escucha, con más otra fraseología de ese género de neoverba, formulación dialéctica que opone agresivamente modelos, aunque en el discurso público se hable de complementariedad. Todo el misterio innovador del programa es oír a los jóvenes y hablar con ellos y, a partir de allí enhebrar diálogos e intercambios. Al menos es lo que se dice.

De ser así, no sería más que actualismo, en suma y sin tanta vuelta. Una especie de "cultura a la carta" que devuelve lo que recoge porque concibe y piensa con los mismos criterios que el mundo le expone,  mientras se pliega a su mismo lenguaje, tantas veces difuso, líquido o insubstancial. Y siempre, claro, aconfesional, porque al parecer lo no confesional facilita o promueve algún tipo de Cultura del Encuentro. 

(Me gustaría, ya para matizar, esbozar algunas opiniones sobre las universidades y el mundo propiamente académico. Pero eso puede esperar, si acaso. Ahora, mayormente, los elementos de la cuestión. Después vendrán algunos comentarios. Aunque en este caso tratándose de una "universidad" que para nada quiere ser universidad, tal vez no valga la pena...)

El caso es que así fue como Francisco terminó estableciendo la Universidad del Sentido y la asentó en la Nacional de Córdoba –universidad laica, se entiende–, allá por junio del 2020. Para dejar una apostilla, habría que decir que el discurso-clase inaugural (virtual, claro, porque no vino a la Argentina para una ocasión tan importante...) estuvo a cargo del mismo papa, que eligió intencionalmente el Día del Ambiente para patear el kick-off de su creación. Los cordobeses proveen, además del rector de la nueva dizque universidad, la asistencia tecnológica, más alguna otra infraestructura virtual, porque es el vehículo elegido y privilegiado, en parte por apetito de globalidad, en parte porque no hay que ser universitario para acceder a lo que sea que se imparta, escuche o dialogue en ese ámbito universitario que no es universitario propiamente. Aunque la noticia se difundió en su momento, el impacto fue irrelevante. Algunos detalles de la cuestión aparecen aquí en esta nota de época de la propia universidad cordobesa.

Por último, hace apenas unos días, a fines de octubre y casi tres años y medio después, la fundación cordobesa parió su primera criatura. Y esta vez fue en colusión con la Nacional de Mar del Plata y el parte oficial de la universidad sobre el establecimiento de la primera sucursal, puede leerse aquí

Por qué en Mar del Plata que, a diferencia de Córdoba, tiene pocos y escuálidos títulos académicos, artísticos, políticos, económicos o sociales, para una sede como la que se pretende, es asunto que se le escapa a la sesera de un servidor. Por qué no en lugares en los que, en la Argentina, la pandemia ha hecho más estragos entre muchos más jóvenes en crisis que los que hay en Mar del Plata. La respuesta,  idem anterior. Y no que no se me ocurran algunas razones.

Pero, hasta aquí llego por ahora.

Los interesados pueden seguir el hilo a través de los enlaces y formarse su propia opinión. La de su servidor vendrá cuando venga la próxima entrada sobre el tema.