domingo, 30 de septiembre de 2018

Miguel


Tarde de llovizna.

En días así, leer sonetos es lo que corresponde.

Me zambullí en la Biblioteca que ya mencioné hace poco y busqué a Miguel Hernández.

Y lo encontré.

Lo presenta así micer Ramón García González, el compilador, con alguna nota de protesta levemente irónica:
MIGUEL HERNÁNDEZ
Orihuela. (Alicante) 1.910 - Alicante. 1.942

Transcurre su infancia en un ambiente campesino. En 1.934 se marcha a Madrid y sin tener el apoyo que merecía por parte de la Generación del 27, en aquellos momentos en plena actualidad, sólo la amistad de Pablo Neruda, le proporciona un empleo en la obra de José María Cossío, "Los Toros" como colaborador.

Silenciado en la época franquista, tampoco es valorado en toda su dimensión en los años actuales, ni por parte de España ni especialmente por la Comunidad Valenciana, seguramente el mejor escritor en lengua castellana de poesía de estos lares. Su biografía, sí es divulgada en varias ocasiones.
Y así fue como empecé a recorrer 30 páginas de sonetos del alicantino, a cual mejor. Pero no me bastó y me las copié en un aparte, para hacer una antología y dejarla aquí para uso de los degustadores de sonetos. No se van a arrepentir. Cuando termine de adecentar el documento, tendrán el aviso.

Un adelanto.
Fuera menos penado si no fuera
nardo tu tez para mi vista, nardo,
cardo tu piel para mi tacto, cardo,
tuera tu voz para mi oído, tuera.
Tuera es tu voz para mi oído, tuera,
y ardo en tu voz y en tu alrededor ardo,
y tardo a arder lo que a ofrecerte tardo
miera, mi voz para la tuya miera.
Zarza es tu mano si la tiendo, zarza,
ola tu cuerpo si lo alcanzo, ola,
cerca una vez, pero un millar no cerca.
Garza es mi pena, esbelta y triste garza,
sola como un suspiro y un ay, sola,
terca en su error y en su desgracia terca.


A María Santísima

(En el Misterio de la Encarnación)

Hecho de palma, soledad de huerta
afirmada por tapia y cerradura
amaneció la Flor de la criatura,
¡qué mucho virginal!, ¡qué nada tuerta!
Ventana para el Sol, ¡qué solo!, abierta:
sin alterar la vidriera pura
la Luz pasó el umbral de la clausura
y no forzó ni el sello de la puerta.
Justo anillo su vientre de Lo Justo,
quedó, como antes, virgen retraimiento,
abultándole Dios seno y ombligo.
No se abrió para abrirse: dio en un susto,
(nueve meses sustento del Sustento),
honor al barro y a la paja trigo.