lunes, 11 de diciembre de 2023

Florecillas presidenciales para el mes de diciembre (I)




Claro que había que callarse la boca y esperar. Del resultado de la segunda vuelta a hoy, hubo un tsunami de tonteras y rumores y de otras cosas más, siempre en el aire, como presencias fantasmagóricas que no terminaban de encarnarse. ¿Se imaginan? Escribir a la mañana y borrar al mediodía y volver a escribir a la tarde para borrar a la noche, y así, hora por hora. No: eso está bien para operadores, para periodistas, para autocandidateados a esto o aquello.

Nosotros, los hombres de a pie, conviene que seamos todos filósofos. Conviene que miremos y tratemos de ver al final qué es lo que estamos viendo. 

Y el domingo 10 se encarnó algo, finalmente, después de tanto amague y stress. Entonces ahora sí algo puede decirse de lo que se encarnó finalmente. El que se apura, se equivoca. El que no banca la vorágine, pierde. Y se pierde. 

Entonces, algunas primeras notas breves de cosas que finalmente sí pasaron (o que hasta ahora parece que pasaron y están pasando...):

1. En lo substancial, y en lo que a un servidor respecta, todo lo que he dicho en meses anteriores respecto de lo que es Javier Milei y lo que creo que significa, sigue así y no se mueve. Claro que para saber cuánto de lo que ha dicho está dispuesto a realizar realmente, hay que esperar. Si querés conocer a Agapito, dale un carguito, repetía con gracia y acierto Braulio Anzoátegui. Claro que hasta por vergüenza o conveniencia, para algunos la cuestión puede refugiarse en un no fue posible o no lo dejaron y cosas así. Pero, el discurso programático de lo que piensa hacer –dicho desde las estadounidenses escalinatas provincianas del Congreso de la Nación–, induce a pensar que su plataforma sigue siendo esa misma de la que algunos decían que no había que prestarle atención porque no hay que fijarse en las zonceras genéricas de las plataformas. Su liberalismo es el mismo, su voluntad, la misma. Su propósito el mismo. Y lo repite. De la reacción de "la Plaza", otro día habrá que hablar.

2. ¿Vieron que Javier Milei no está loco? Los que se pusieron a salvo alegando su desquicio mental, se ve que tenían un informe psiquiátrico apócrifo. O peor: tal vez les convenía cancelarlo preventivamente de esa manera para poder votarlo sin demasiada molestia o cargo de conciencia. O peor todavía: para ocultar con ese subterfugio clínico lo que realmente preferían por convicción criptoliberal o conservadora-liberal.

3. Sigue siendo una incógnita qué hace Victoria Villaruel allí, junto a Javier Milei. ¿Junto? Sí, pero no, pero sí, pero quién sabe. Las que Javier Milei dijo una y otra vez que eran las áreas exclusivas suyas de ella, las de Defensa y Seguridad, las usó Javier Milei para otra cosa, una cosa "pragmática", un poco Pro, un poco radical. ¿Correrá la misma suerte cuando ella quiera –si quiere– esgrimir su espada contra las leyes inicuas? ¿Llegará a esgrimir alguna espada, más allá de las palabras? Y por filosas que sus palabras suenen, ¿llegarán efectivamente a cortar los nudos gordianos que prometió cortar? ¿Quedará eso también en la mesa de saldos del pragmatismo?

4. Y hablando de pragmatismo, es interesante oírlo a Guillermo Moreno. Hace unos días, en un reportaje con Nancy Pazos, contó que, en una comida privada de tres parejas (Javier y Karina Milei, Moreno y su mujer y el anfitrión con la suya), entre otras cosas le aconsejó nombrar Secretaria General a Karina, cosa que finalmente pasó. También ratificó allí que él creía que el gobierno de los hermanos Milei iba a durar de 4 a 6 meses, porque él no iba a aguantar el juego pragmático de lo que se le viene: "Milei es un buen muchacho, es un idealista y un revolucionario, pero ahora tiene que ser pragmático y su contextura psicofísica es la de un idealista revolucionario, así que no va a aguantar; no es Carlos Menem, puro pragmatismo..., pero es un buen muchacho; un día de estos, si siguiera como parece que va yendo, será peronista..." Moreno, señores, es Moreno.

5. ¿Podrían haberle ahorrado al fatigado pueblo argentino la segunda vuelta? Sí, si el pragmatismo le hubiera llegado antes a Javier Milei y hubiera hecho antes la alianza que hizo  después con Mauricio Macri, que terminó haciendo de todas maneras. Pero la segunda vuelta le sirvió en todo caso al "padrino", a Mauricio Macri. Con eso se sacó de encima al radicalismo, quedó solo en el horizonte del Pro para darle la forma que quiere darle y colonizó (uf, que palabreja...) porciones del poder de Javier Milei para su propio beneficio, que ya veremos cuál es.

6. Así como Jorge Bergoglio es el primer papa argentino y el primer jesuita en la sede de Roma, Javier Milei dice ser el primer presidente liberal libertario do mundo. ¿Será que los argentinos no estamos preparados para reconocer (o digerir) estas primicias históricas y planetarias? ¿Deberíamos tomar nota y ponernos a mirar con más atención los signos de los tiempos?

7. Y hablando de signos, ¿se compadece la jura presidencial sobre los Santos Evangelios con su adhesión espiritual y afectiva al jasidismo de agrupaciones del judaísmo ortodoxo como Jabad Lubavitch, y otros jaredíes, con sus adhesiones a la Kabbalah, y a su interpretación del mesianismo, por ejemplo? Esto también es inédito en la Argentina política pública, aunque no en la no pública. No son pocos los que ahora siguen a Javier Milei con una convicción recién estrenada y una neodevoción que contradice sus anteriores convicciones y devociones. ¿Deberán reescribir los libros que leyeron? ¿Deberán corregir a quienes fueron sus maestros? ¿Vivirán ahora una espiritualidad esquizoide, partidos en dos almas contradictorias? ¿Armarán en sus mentes y corazones un extraño puzzle de ideas distintas y opuestas en materia teológica, filosófica, cultural, política, económica?

Y hasta aquí llegamos hoy, que esto recién empieza. Y quedan muchas cosas vistas y por ver y muchas promesas de campaña que veremos si son promesas o se cumplen y cómo.

El que se apura, se equivoca. El que no banca la vorágine, pierde. Y se pierde.