domingo, 27 de agosto de 2006

Desbande

El discurso del Pan Vivo, como se lo suele llamar, está dividido en la liturgia de estos dos domingos en dos partes. El discurso mismo se leyó la semana pasada, y el efecto del discurso y la explicación de Jesús, es la lectura del evangelio de san Juan que se lee hoy. También tenemos a mano el comentario de los Padres de este pasaje difícil.

Días pasados, comentando unos dichos del Papa, dije que precisamente cuando el cristiansimo da las buenas noticias, cuando el cristianismo dice aquello que de más positivo tiene para decir, es cuando resulta monstruoso.

Pues, he aquí un ejemplo bastante claro de eso mismo. No debe haber buena noticia tan buena como la de la Eucaristía. Y de eso está hablando Jesús, para empezar. Quizá en este caso resulte un agravante el que de los propios seguidores de Jesús sea de donde sale el escándalo. Aunque no sé. Parece claro allí que haya quienes crean que 'tienen la justa' hasta que Jesús habla. No es la primera vez que se ve eso en la prédica y en las acciones de Jesús y en el efecto que eso produce en sus propios discípulos.

El caso es que, habitualmente, cuando Jesús dice '¡Alegráos!' -y lo repite el cristianismo porque Jesús lo ha dicho-, es cuando se produce el desbande.