jueves, 4 de abril de 2019

Memoria de la lluvia


La tarde toda sur, lluvia de mayo,
se tiende fina sobre el campo herido
por el otoño, el frío y por el rayo
que reverbera sobre un olmo erguido.
Viste tu gris la nube y, de su sayo,
un manantial que brota compungido
cubre tu corazón y tu desmayo
hiende con llanto el tronco dolorido.
Te vi en el viento arder como si fueras
una pavesa roja que esperara,
por más arder, la sangre que le dieras.
Y fue en el aire que, la lluvia clara,
para que con tus ojos te mirara,
te hizo de luz para que no murieras.