viernes, 12 de abril de 2019

Memoria


La casa blanca de la calle vieja,
el árbol de la calle de tu casa,
aroma tibio de las hojas secas,
aquella esquina que te iluminaba.
El oro del otoño que te espera,
el bronce opaco de la calle rara,
el árbol que lloraba su tristeza
cada tarde, jazmines en el alma.
Y la veo en el aire mientras pasa:
flor de rocío que a los ojos llega
en las hebras del tiempo que se escapa.
Y estoy viendo, doradas y entre nieblas
de la noche, las sombras de tu casa.
Y el silencio en la herrumbre de tu reja.