Sólo sé que era noche en el umbral fragantede un tiempo de amapolas
y que había unos cedros
que silbaban un aire de aventura.Un camino de grava lucía bermellón bajo la luna;me llevaba en andas de unos días infinitos y jóvenesque se han disuelto
en un silencio sin memoria.Tal vez habré pensado: ¿cómo serán mañana estas sombrasque refugian veredas grises?Fui un caminante bajo esas ramas altas y jugosas,que creí que cubrían mi deseo de estrellas en el cielo,y se mecían al ritmo de una brisaque ya no recordaré.Creo que esperaba la mirada,la luz de la mirada,el sol de la mirada.Ahora, una bruma de años desdibuja mis manos,vacías de la emoción que ya no sienten,
tan quietas como la quietud de la esperanza.