Sonetos florentinos /3 y final
III. Beatrice, sin ti
Florencia nos unió para que hubiera
un amor que cantar y cada día
se te nombra en mi nombre, que nacía
para que nunca más después muriera.
El gozo y la desdicha que te diera
saber que yo existía y que moría,
es tu patria, la tierra en que vivía
la voz más bella que esta tierra diera.
Y no podré cantar, aunque supiera,
la pena de Florencia, que es la mía,
porque tu canto ya no volvería.
Y aunque yo, tu Beatrice, te dijera
que por tu voz de nuevo viviría,
Florencia en vano llora, en vano espera.