lunes, 28 de julio de 2008

Traidor (II)

Alguna gente, de variado espectro ideológico, está encargándose de recordar que los K nunca fueron de izquierda. Es cierto. Quien quiso ver otra cosa se equivocó. Pero también es cierto que, durante la primera etapa de la gestión, se abrió la posibilidad de tejer cambios con alineación progresista. Si acaso el Gobierno generó eso por interés oportunista, ahora lo tiene por delante como necesidad. Apostar a subsistir como fotocopia de la derecha será más inútil que triste.
-Y apróntese, caballero, porque de estos quejidos y lamentaciones de traiciones no ha visto todavía el final.

-¿Sigue con eso?

-Un poco más, sí. Pero no mucho, creo. Un poco. Otro poco miro para otros lados. Y el asunto no parece estar mejor en otros lados, qué quiere que le diga.

-No entiendo.

-Ya sé...

-No se haga el interesante...

-Quiero decir que la cosa está peor ahora que lo que estaba hace dos semanas atrás. O un mes. O dos o cuatro.

-¡Epa!

-Y, sí: ¡epa! Una cosa, mi amigo, es que mucho barullo hace mal, no lo dudo. Aturde al más pintado. Embota, embrutece. Espectáculo, piñas, gritos. Hay que tener mucho aguante para seguir como si le dijera un mundial de cuatro meses. Y cada día con una final a la mañana, otra al mediodía, otra a la nochecita y otra a la madrugada. Bah, finales... Como si fueran finales, que no eran, pero uno las miraba como si fueran. Y con la adrenalina al palo mirando partidos que uno no miraría jamás y que mira porque está como enviciado. Togo vs. Suiza, vimos; y Canadá vs. Islas Kuriles, y así. Pero otra cosa, joven, es que lo que importa esté resuelto.

-Pero usted mismo dice que mucho barullo hace mal. Y por lo menos ahora barullo no hay...

-Claro. Pero usted tiene que oír gritar a D’Elía o a De Angeli para darse cuenta de que hay barullo... ¿El problema era el barullo? Si quiere barullo, espere. En cualquier momento va a oír otro poco por esto o aquello. Y otro poco después. Pero si quiere un consejo que no pidió, siga rezando. Ya se lo dije varias veces.

-Me dijo tantas cosas...

-Le dije por lo menos dos. Le dije que se fije en lo que queda, no en quién gana: no mire la ola, mire cómo queda la playa después que pasó la ola, porque usted no vive en el mar, vive en la tierra. Y le dije también que usted cree que el mal tipo es más peligroso que el buen tipo y yo le digo que el peligroso es el bueno...

-No entiendo...

-Ya sé.