jueves, 3 de diciembre de 2020

Dios /y III


Por suerte era el alba, antes del sol, pero ya luz.

Estas cosas no se piensan a oscuras. No conviene.

*   *   *

La cuarentena universal de la pandemia y Maradona (el D10s, no el Pelusa), se parecen mucho en más de una cosa.

Por lo pronto, ambos someten al orbe a la obediencia total, a la sumisión.

Por ejemplo.

Está el arquero Shilton en Inglaterra (el del gol con la mano). Está Laura Pausini en Italia y Pablo Matera con su equipo en Australia. Ella se quejó del culto a un misógino, maltratador, desde su perspectiva de género. Ellos, los rugbiers, no rindieron debidamente culto. No que hayan hablado mal de él, simplemente no estuvieron... ¿a la altura?

Los tres (habrá otros) fueron cancelados a su turno. A ella la putearon en todos los tonos y los medios se encargaron de subrayar las respuestas a la hereje y cismática. Y eso que milita la fe genérica... Pero esta vez con eso no alcanza. Se trata de D10s. A Shilton, por despreciarlo como deportista deshonesto, lo burló en cámara otro jugador, Gascoigne, un connacional que ha militado el trago por años, como D10s. Y a los rugbiers les fueron a revolver los pañales a ver qué mierda encontraban. Y encontraron mierda, obviamente. Y les tiraron con mierda.

Casi igual que con otras tantas cosas de la religión de estos días. La pandemia y la cuarentena y las vacunas, por ejemplo. Atrévase contra ellas y verá. Y hay más dogmas, por supuesto. 

*   *   *

Era una de esas mañanas fluctuantes de estos días. Tocó frío esta vez. Me fui con el amargo y los cigarros a la matera (sin alusión...) que está junto a la cueva y prendí un fuego en el fogón. Linda la luz de esa hora, pájaros animosos, silencio de gentes y cosas.


¿Cómo se hace a un hombre D10s? ¿Cómo se lo construye (aghh... horribile dictu)?

Acá es donde los agudos pueden tacharme de lo que quieran.

No voy a decir que Maradona es el Anticristo.

Digo que cuando aparezca a la luz el Anticristo en algo será parecido a lo que pasó con Maradona, con el que fue declarado D10s... Y adorado como tal con los mandamientos y todo, incluyendo el primero y el segundo de la Ley, superpuestos a un nuevo menú de comandas: Amarás a D10s por sobre todas las cosas y no tomarás su nombre en vano.

Dejo de lado la biblia futbolera del país futbolero, porque es mitad impostura mitad pasión irracional. Fanáticos aptos para sostener un negocio planetario, que cualquier multinacional o imperio ya querría tener para sí. Cardúmenes de tifosi que sostienen con una épica y lágrimas bastardas a camarillas de mafiosos que cuentan la plata y el poder delante de las tribunas, mientras las tribunas se hacen las que no los ven y no lo saben. O no les importa. Aunque sus colores ganen o pierdan fraudulentamente, por cualquiera de los fraudes a disposición, que son parvas de fraudes.

Dejo a la legión ingente de cholulos que son miríadas. "Yo lo vi en calzones una vez", "a mí me dijo 'qué hacés fiera, devolvele esa cara al perro'... genio total". Y así hasta llenar de flatos el cosmos con el catálogo de las palabras del Profeta. Claro: Palabra de D10s.

Dejo incluso, aunque no debería, al paladín de la izquierda, al Che del balón, al Diego-pueblo y peronista, al amigo de Chávez, Fidel, Maduro, Hebe y sigan sumando, al sostén popular de CFK. Y no debería porque lo que se vio en estos días post óbito fue algo singular.

Y no debería, porque, con el cadáver tibio, los jalones que había dejado el barrilete cósmico con su constante prédica y acción por los desposeídos de la tierra y de la mano de los férreos y cínicos poseedores de los desposeídos, esos hitos fueron juntados prontamente en un haz con el que levantar la figura inmortal del ícono teándrico del populismo de izquierda, sobre todo en la Argentina, de la izquierda oportuna que en el país futbolero medra aplebeyando.

No. Maradona no es el Anticristo.

Pero así como el totalitarismo de la pandemia pudo servir de ensayo para la obediencia planetaria de los rebaños de hombres aterrados, así la erección planetaria de D10s es un ensayo para nada despreciable que puede mostrar cómo a un ser humano –y desastradamente humano en tantas y tantas cosas graves– se lo puede adorar por sus miserias y maldades, por sus vicios y errores, por su plebeyismo y autocracia, todo y más un gol con la mano de D10s y la alegría, claro, siempre la alegría...

Maradona no es el Anticrístico, aunque estos tiempos pudieran ser anticrísticos.

Pero cuando lleguen verdaderamente esos tiempos de perversión y estén en su plenitud (el oxímoron es a propósito) se parecerán mucho a mucho de lo que ha vivido el hombre en este año de pandemia.

Y del mismo modo, viendo el culto a este D10s, bien podemos ver en su typo el culto al antitypo infame cuando se revele.

Como a él, se lo alabará y adorará no sólo con sino por sus vicios e infamias. Su señorío, como el de D10s, parecerá simpático y será patotero y prepotente incluso y especialmente ante lo más noble y alto. Y así, ante él se arrodillarán legiones de profesos y perseguirán a quienes no lo adoren ni se arrodillen ante él.

Pobre, el Pelusa.

No creo que él supiera que es lo que es, como signo de semejantes cosas.

Se puede lamentar la vida desdichada de alguien a quien se le asigna la carga infinita de haber dado esas alegrías al pueblo. Y pobre pueblo, que saborea más que nada esas alegrías...

En un reportaje, el Pelusa, rememorando sus sueños futboleros de sus días de pibe, confesó que él lo que más quería era darle una casa a sus viejos.

Lástima. Hubiera terminado así la historia y era un magnífico cuento de hadas, de tono menor.

Pero así, entrando a la historia en medio de una terrible batalla de ángeles en los cielos y en la historia por cosas tan altas y hondas, su pequeñez –que pudo haber sido graciosa cuando el Pelusa gambeteaba por una casa para los viejos– se hace ahora patética y tan terrible como esas batallas.


*   *   *

El fuego se fue consumiendo. Salió el sol. Está más frío ahora. Empezó el día. 

Me voy a ocupar de la huerta, un rato.