jueves, 22 de septiembre de 2005

Grandeza

En sus Pensamientos, Blas Pascal habla en el capítulo III acerca de la grandeza del hombre y sus señales.
267. El estornudo absorbe todas las energías del alma, tanto como el trabajo; pero no se deducen las mismas consecuencias contra la grandeza del alma, porque es contra su voluntad. Y, aunque se le procure, no obstante es contra su voluntad; no es en vista de la cosa misma, es por otro fin; y así ésa no es una señal de debilidad en el hombre y de su servidumbre bajo esa acción.

No es vergonzoso para el hombre sucumbir bajo el dolor, y sí lo es sucumbir bajo el placer. Lo cual no proviene de que el dolor nos venga de otra parte, y de que el placer nosotros lo busquemos; porque se puede buscar el dolor y sucumbir en él adrede, sin ese género de bajeza. ¿De dónde viene entonces que sea glorioso a la razón sucumbir bajo el esfuerzo del dolor, y que le sea vergonzoso sucumbir bajo el esfuerzo del placer?

Es que no es el dolor quien nos tienta y nos atrae; somos nosotros mismos los que voluntariamente lo escogemos y queremos que nos domine, de suerte que somos dueños de la cosa, y en esto es el hombre el que sucumbe a sí mismo; pero en el placer, es el hombre quien sucumbe al placer. Ahora bien: no hay sino el dominio y el imperio que produzca la gloria y la servidumbre que produzca el deshonor.

En fin. Habrá que ver.