domingo, 6 de octubre de 2024

Profecía


Augur de cada instante,
en la fragua de los vaticinios,
apenas con sus ojos
libarán las llamas nombres indecisos
y la memoria del fuego consumido,
las líneas y el velo
de horizontes de niebla que han pasado.

Así es.

En esta ardiente melodía
que alimenta las ascuas siempre vivas,
que olvidan las cenizas de la nada:
ruge la flecha imperecedera.

Inmediata,
surge la chispa del nombre,
es la visión de los orígenes del fuego,
el sonido del íntimo corazón apasionado
que apasiona.

Trema y llega y arrasa y enciende;
se rinde la oración de cada día
a la voz,
a la contemplación del silencio suspirando,
al reposo
que hace su nido en el pecho anhelante.

Y se desandará toda soledad,
cada dolor que ha latido.

Todo el tiempo,
todo el espacio será en su compañía.