martes, 20 de marzo de 2012

Equinoccio



Fue igual la noche que la luz del día.
Pero el día fue más: tuvo el aliento
del aire claro en todo. Tuvo el viento
y el otoño y el sol que se moría.
Una llovizna azul tembló un momento,
alguna nube gris aparecía
y revivía el verde y revivía
el cielo oculto y cobre y ceniciento.
Ya es la tarde y otoño. Me parece
que respiro el otoño con las manos
y que palpan mis ojos la madera
que a un fuego de mi invierno pertenece.
Mientras, maduro otoños ya lejanos,
que el corazón ha vuelto primavera.