jueves, 1 de marzo de 2012

Limosna de otoño



Con la mano tendida y la mirada
suplicante entre sombras invisibles,
nace marzo y mendigo inútilmente
la luz amada que el otoño esparce.
Mas sólo hay luz teñida en bronce, triste,
que alienta a unas cigarras infructuosas;
opacamente luz: tersura vana
de un verano que gime de vencido.
La calle muda de mis pasos ciegos
se duele de esa luz, que no es otoño,
y me hiende consuelos como clavos:
'pronto marzo se irá y en su agonía
dejará su limosna, primavera
de una luz que redime como sangre'
.