viernes, 8 de enero de 2010

Savina

Lo confieso: tengo admiración por Savina Yannatou. Y más.

En especial, al atardecer.

Fíjese.

Encare usted temprano un día áspero y macilento, déjelo andar salpicado él de noticias agridulces y de vueltas y revueltas de caminos que se entreveran y van y vienen y desalientan al más pintado. Ocúpese de trivialidades que manda el buen tino. Tramite sandeces, fatigue escritorios y mostradores anodinos. Camine usted la ciudad. No: no sólo camine: ¡vaya en auto…! Y hable con todo mundo. Haga negocios tontos de cabotaje, cobre cheques, presente papeles, atienda llamados, haga llamados.

Uf.

Siéntase atrapado, inane y aburrido. Ríase de su sentimiento. Salga del escritorio, rápido: no se ahogue… Discuta con dos ferreteros por un repuesto desconocido en el barrio viejo de la ciudad. Vuelva a su escritorio. Despache notas, escriba importantes estupideces y lo que venga, asigne bobadas urgentes, siéntase torpe y ríase de su torpeza.

(Atención, eso sí: en un recodo del día, salga a comprar unas acuarelas y unos papeles de dibujo para su malcriada Isabel: que seis años son su fiestón de ella…)

Y, al fin, en cuanto pueda, seguro de que no pierde nada que valga la pena conservar, deje los parajes aquellos de los malos recuerdos y huya hacia el noroeste. Enfrente las autopistas, mire con atención las caras y los gestos de los viandantes a su vera. Siéntase miserable de ser uno de ellos. Y ríase de sentirse miserable. Después de todo, es un día. Mientras, piense, escriba, medite, goce el fin. Gaudium in fine…

Llegue.

Desmonte. Ría, juegue, festeje, ayude a soplar velas de cumpleaños, coma torta.

Y espere: también el festín de la malcriada palidece y termina.

Vaya finalmente a la cueva, cansino y seguro de que el tiempo es más suyo ahora, lleve el mate en ristre. Repose.

En ese momento -no antes, no después-, convoque a su querida Savina para que aplane el día, lo vuelva terso y claro como una llanura.

Y oiga, que la belleza es un nombre grande. Y no es contra nada. Es. Y hace el bien.

Atardece.

Vigorosa y simplemente, suena Savina. Pocos tienen sabiduría en la voz. Ella tiene. Sabe.



Es el momento de preguntarle qué más quiere cantar. Otra...

¿Occitano? ¿De veras? ¿Y cómo así?

Y, entonces, le garanto, frescamente cantará fragmentos de una canción francesa, del Languedoc, que se dice para despedir al señor Carnaval, cuando lo queman, en los inicios de la Cuaresma.



Pero, mire usted…

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Encontré la letra completa en occitano y su traducción.
Adiu paure Carnavas

Adiu paure, adiu paure,
adiu paure Carnavas
Tu te'n vas e ieu demòri
Adiu paure Carnavas
Tu t'en vas e ieu demòri
Per manjar la sopa a l'alh
Per manjar la sopa a l'òli
Per manjar la sopa a l'alh
Adiu paure, adiu paure,
adiu paure Carnavas

La joinessa fa la fèsta
Per saludar Carnavas
La Maria fa de còcas
Amb la farina de l'ostal

Lo buòu dança, l'ase canta
Lo moton ditz sa leiçon
La galina canta lo Credo
E lo cat ditz lo Pater.

Adiós, pobre Carnaval

Adiós pobre, adiós pobre,
adiós pobre Carnaval
Tú te vas y yo me quedo
Adiós pobre Carnaval
Tú te vas y yo me quedo
Para comer la sopa de ajo
Para comer la sopa de aceite
Para comer la sopa de ajo
Adiós pobre, adiós pobre,
adiós pobre Carnaval.

La juventud juerguea
Para saludar a Carnaval
María hace bollos
Con la harina de la casa

El buey baila, el burro canta
El carnero dice su lección
La gallina canta el Credo
Y el gato dice el Pater.

¿Es verdad, Savina, que además con esta melodía hay un sentido himno de Viernes Santo, que le cantan al Varón de Dolores los cristianos del Líbano y el medio oriente? ¿Y dice usted que hay una versión de las dos letras, y con el himno también en catalán?

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En árabe, este himno se llama Wa habibi (Oh, mi amado…) y dice:

وا حبيبي وا حبيبي أي حال أنت فيه
من رآك فشجاك أنت أنت المفتدي
يا حبيبي أي ذنب حمل العدل بنيه
فأزادوك جراحاً ليس فيها من شفاء
حين في البستان ليلاً سجد الفادي الإلة
كانت الدنيا تصلي للذي أغنى الصلاة
شجر الزيتون يبكي و تناديه الشفاء
يا حبيبي كيف تمضي أترى ضاع الوفاء

Una traducción aproximada, dicen que dice esto:
Oh mi amado, oh mi amado: en qué estado estás…
Quien te ve se apena, tú eres la víctima.
Oh mi amado, qué pecado pesa sobre sus hijos
que te han hecho heridas tales que no se pueden curar.

Y así es. ¿Ven?

Digan lo que quieran: Savina Yannatou, al atardecer, le salva a uno el día.

Lo hace bello, fresco, claro.

Y bueno.

Admirable.


Ευχαριστω, Savina.