sábado, 23 de noviembre de 2019

Federico García Lorca canta por Juana de Arco


Fui también caballero
una tarde fresquita de mayo.
Ella era entonces para mí el enigma,
estrella azul sobre mi pecho intacto.
Cabalgué lentamente hacia los cielos.
Era un domingo de pipirigallo.
Y vi que en vez de rosas y claveles
ella tronchaba lirios con sus manos.

Balada triste
Pequeño poema

Abril de 1918 (Granada)

Federico García Lorca

(Así la miel del hombre es la poesía
que mana de su pecho dolorido,
de un panal con la cera del recuerdo
formado por la abeja de lo íntimo)

El canto de la miel
Noviembre de 1918 (Granada)
De Libro de Poemas

Federico García Lorca


Pasa el río perezoso
que va camino del mar
y la mañana se cuela
por las calles de Ruan.
Mayo se va cabizbajo,
tan lentamente se va
que no florecen los nardos
ni nada su aroma da.
Mayo teme una palabra
que la sentencia dirá
cuando diga que en la hoguera
en fuego dizque arderá
la Doncella que dormita
sin su peto y espaldar,
sin la espada de Martel
que hasta París fue a llevar.
Y sin su blanco estandarte:
sólo viste su sayal,
con san Miguel que la acuna
con dos santas a la par.
Desde Lorena ha venido
la Virgen de su lugar
con una lis en el manto
y estrellas lleva en un haz.
Mayo entre nieblas normandas
oye al odio murmurar 
de un inglés que va vencido
y un francés que va detrás.
Y mayo va dando voces
y la quiere despertar,
porque duerme la Doncella...
Con qué cielo soñará.
Con qué luz, y no de llamas
que pronto la morderán.
Con qué campiñas floridas
que en la Francia crecerán
cuando esparzan sus cenizas,
simiente que sembrarán
sin saber que con sembrarlas
un fuego nuevo darán.

Adiós la Francia florida,
la tristeza que me das,
dama cobarde y traidora
que la dejaste juzgar
por la envidia derrotada
de tu enemigo mortal.
Ya ves tu obra cumplida.
Ya la llevan a quemar.

Juana ve luz en las llamas,
ve ángeles y una Faz
de un armado caballero
que la viene a rescatar,
brioso y blanco el caballo,
brillante el Jinete va.