miércoles, 22 de mayo de 2024

Contra mundum




Estas nuevas derechas planetarias –tan mundanas, pendencieras y oscuras– se me están volviendo obvias. Y aburridas. Pero cada cosa por separado, no causalmente una por la otra. 

*   *   *

Por ejemplo, está esta cosa de la competencia por querer ser la doña más kilombera del barrio, a la que todos le tienen un poco de miedo y de la que habla todo el mundo y que con todo el mundo quiere una gresca.

Pero, señores: si, en parte, es para eso. Para que hable todo el mundo. Y para volverse algo, creándose siempre algún enemigo. Es más viejo que el agua, diría Heráclito, el dialéctico. Lo dije ya: ser guarango y patotero es más que una táctica en política y más que un estilo: es casi la doctrina misma. Una sobredosis de agonalidad a falta de mejores cosas que ofrecer y con planes más oscuros que ocultar. (A los radicales no les da por ahí y la izquierda prueba y prueba, pero no le sirve para mover la aguja...). Evita era resentida y desfachatada, tanto como Cristina, Herminio me caía bien pero era un barrabrava como Pablo Moyano. Trump vive posando como John Wayne en El Álamo. Y hasta José Espert cree que puteando con cara de malo a los corruptos, él se hace más honesto y creíble. Y sigue la lista de bravucones de ambos sexos, locales e importados. Está en los manuales: terminen con los análisis que quieren ser sesudos.

*   *   *

Javier Milei me tiene un poco harto con sus giras globales: "soy el líder de la libertad más importante del mundo", le dijo –apenas volver de su corrida de toros madrileña en un gallinero– a un Joni Golfarb Viale, que hace kilómetros que dejó atrás el mote de obsecuente y le pelea la punta de la esclavitud al Pelado Trebucq. No, Javier, chaval: volvé a leer lo de la rana que quiso ser buey, te pediría.

Y Javier, querido, muchacho, una más: oye el consejo de un anciano (miccionado, dirás...) que ahí te va.

Respirá hondo, tranquilizáte si podés y, si te quedan 170 minutos libres del juguetito con el que te disciplina las glándulas Elon Musk, miráte Scarface, sí, no te rías... la película de Brian De Palma, de 1983. Si a un tipo como vos, a quien tanto le fascinan los truenos y relámpagos del Tanaj, no le pasa ver allí una profecía de sí mismo, es que no estás todavía listo para la sabiduría. Vas a tener que recursar Mesianismo I y II.

No es muy difícil: un tipo que se da un baño de espuma conservadora en Madrid y de allí salta a probar el sonido del Luna Park para su fantochada de recital dizque político, al menos consume una substancia cierta: está borracho de sí mismo. 

*   *   *

Y hablando de eso.

Mensaje para Santi Abascal. Eso de aprovecharse de un chico de barrio infatuado y llevarlo al circo de P. T. Barnum que armaste en tu VIVA 24, y exhibirlo como una taquillera deformidad excéntrica. Eso de dejarlo zapatear a su gusto en el escenario, con las hordas ululantes ansiosas por oír el energizante Carajo con el que termina la libertad libertaria del anarquista. Pues, hombre, qué te diga...: te sirve, claro que te sirve. 

Después de todo, con dos escarbadientes y un hilo de coser doctrinario, el chico de barrio levantó un fantasmagórico puente de San Francisco en tu Iberosfera y desde allí, en el pináculo, balanceándose en una pata, se proclama urbi et orbi a sí mismo, levantándose de las aguas él mismo por sus propios pelos, como el Barón de Munchausen de la sátira. 

Y sobre todo: haciendo lo que a vos, Santi, vasco querido, no te viene saliendo. Pues claro que te sirve. Vos y tus socios y mandantes se han agenciado una mascota formidable. Una vaca a la que piensan sacarle toda la leche que puedan. Eso sí: avísenle al chico de Devoto que la Argentina queda al sur de Bolivia en el mapa, recuérdenle que las Fuerzas del Cielo le dieron un empleo allí, que tiene que cumplir horario también él, que el cargo se paga por productividad. Que tiene que gobernar, vamos... Y a ver si le sale, que por ahora en los platos que cocina hay poca comida. O ninguna.

*   *   *

Y ahora, hablando de socios y mandantes de esta nueva obviedad que es la nueva derecha. Tenemos ese asunto de Israel. Por lo pronto, del Israel de este mundo. Pero, cuidado: que todavía está el Israel del otro mundo.

¿Sabrán estos muchachos entusiastas en qué se están metiendo? ¿Creerán que es una cosa nada más que de calzarse kippah sobre la cabeza, sacarse fotos abrazados a la estrella de David y pasearse por Nueva York o Roma o Jerusalén? Y ya que quieren calzar kippot sobre sus cabezas para que se les note la devoción, ¿saben qué significa? ¿saben a qué Dios sirven y temen con eso? ¿Es una profesión de fe? ¿Es la expresión de una teología de la historia (a favor o en contra del vero Dios de Israel, porque en contra es teológica lo mismo)? ¿Alineamiento ideológico? ¿Conveniencia geopolítica? ¿Rebelión anticristiana?

De nuevo: Muchachos, están jugando con fuego. Y ustedes, en realidad –bandera de Israel en el escenario o no, kippot o no– recuerden que sólo son goyim.

*   *   *

Me tocó ver y oír al ministro de la Diáspora de Israel en su arenga del circo del Palacio Vistalegre Arena, del Europa Viva 24 de VOX. Y también ver y oír seguidamente un reportaje de hace unos 5 meses a Juan Manuel de Prada.

Los dejo abajo, por si alguien quiere.

¿Qué saqué como conclusión provisoria? Simple: cómo se nota que De Prada leyó bastante más a Castellani que Abascal y Milei. Y cómo se nota que al menos aprendió dos cosas: libertad de espíritu y coraje. Es verdad: aun a De Prada le falta un párrafo sobre la realidad teológica de Israel (del de este mundo y el del otro mundo). Pero no está descaminado. Y sigan tocándole los cojones al gallego y se me hace que a poco algo va a decir, creo. Pero eso no lo sé.

Lo que sí noté es que, frente a las lambidas de Abascal y Milei (no, no son los únicos, claro...), Juan Manuel de Prada luce un hombre notablemente más serio.

*   *   *

Y la última. Enumero algunas cosas, nomás. Otro día me explicaré mejor, si hay tiempo.

Hay unas gentes que con cierto orgullo creen que con no ser comunistas o de izquierda, ya son buenos.
Hay unas gentes que con cierto orgullo creen que con no ser peronistas o kirchneristas, ya son buenos.
Hay unas gentes que creen con cierto orgullo que con no ser liberales (y todos los demás adjetivos...), ya son buenos.
Hay unas gentes que creen con cierto orgullo que con no ser progresistas, ya son buenos.
Hay unas gentes que creen con cierto orgullo que con no ser tradicionalistas o conservadores, ya son buenos.

Hay unas gentes que con cierto orgullo creen que con ser comunistas o de izquierda, ya son buenos.
Hay unas gentes que con cierto orgullo creen que con ser peronistas o kirchneristas, ya son buenos.
Hay unas gentes que creen con cierto orgullo que con ser liberales (y todos los demás adjetivos...), ya son buenos.
Hay unas gentes que creen con cierto orgullo que con ser progresistas, ya son buenos.
Hay unas gentes que creen con cierto orgullo que con ser tradicionalistas o conservadores, ya son buenos.

Qué se le va a hacer.

Rezo por ellos. ¿Qué mejor puedo hacer?