miércoles, 24 de octubre de 2007

Frodo, en octubre


El otoño es del cielo y de la tierra
(este cielo, esta tierra que moraste.)
El otoño nos hiende y nos traspasa
como a una cuenta de ámbar. Crece en ocre
y rojo y ese verde tibio, ajado.
Opacamente luce, nubla apenas
lo que has dejado atrás, lo que lucía
simple y sereno, Frodo: la Comarca.
Pero, un día, en octubre y para siempre
-que es solamente el tiempo de este mundo-,
quedaste herido, en ocre. Con el ascua
que te quema la piel y la memoria,
te vas de otoño a otoño hacia otro cielo,
que es cielo de otra tierra sin confines.