domingo, 30 de agosto de 2020

Soneto /IV

 

A un paso la frontera, allí adelante.
Siempre anhelantes, y calladamente,
los pies y el corazón, manos y mente, 
pronto verán el hito emocionante. 
Será todo inquietud y, en el instante
en que nazca una vida diferente,
habrá de serenarse nuestra frente,
abrasados de luz, gozo mediante.
Y toda antigüedad será flamante.
Y no habrá pena para el penitente.
Y manará la voz de clara fuente.
En puerto al fin el alma navegante,
amar no podrá ser sino inocente.
Y lo que habremos nos será bastante.