Esta prisión sin quejas:
sin cadenas, sin llaves y sin rejas.
Vivir en tu misterio.
Murmullo de jazmines y de abejas
en la alegría de tu cautiverio.
Heridas sin cauterio.
Cicatrices bermejas,
sangre hecha nueva de memorias viejas.
Y el oriente en tu voz, como un salterio.