lunes, 2 de mayo de 2022

De la mujer dormida


Yo sabía tu pelo negro al viento.
Conocía tus ojos de pradera
verde, del verde claro de la espera.
Oía los rumores de tu acento.

Vi tu mano morena, el movimiento
de tu paso. Y, antes que lo sintiera,
el cielo de tu beso. Y la manera
de sonreír con cada pensamiento.

Dormida, el negro de tu pelo es suave.
Tus ojos vagan sueños de llanura.
Tu voz respira como un vuelo de ave. 

El beso ausente. Toda la dulzura
de tu mano en silencio. Y esa grave
y amorosa quietud de tu figura.