viernes, 18 de septiembre de 2020

Soneto /XX


Inútilmente, el lirio persevera.
Donde el ave su canto tuvo un día,
flota ralo el ramaje y en silencio.
El azahar no vendrá ni habrá su aroma.
Jirones hay, caminos inconclusos.
La piedra ahogada gime en la foresta.
Ya no crujen las hojas, ya no hay pasos
porque hay la hierba que borró senderos.
Donde hubo un manantial, queda la arcilla.
Y hay guijarros que alfombran las quebradas,
memorias de un torrente que se ha ido.
Y el lirio persevera, inútilmente:
ya el aire lo advirtió con parsimonia
con ráfagas de brisas en metáforas.