Por una parte, una de las causas importantes de la aparición de la cumbia villera es la cultura pretenciosa, que al final se 'deschava' con esa cuestión de que "los que estamos en esto, lo que buscamos es prestigio y popularidad..."
Por otro lado, hay pretenciosos en todas partes. Basta buscar, al azar, en cualquier página cumbiambera...
Después, siempre están las explicaciones 'estructurales', la dialéctica opresor-oprimido, la de excluyente-excluído y la globalización, el modelo neoliberal, los emergentes populares, y eso de que el verdadero pecado es la pobreza y el hambre, o aquello de que la verdadera pornografía son los pibes que se mueren de hambre y la tortura de los represores...
Y el tarado argumento fáctico e hipnotizante de que "no hay que ser hipócritas, porque esto es la realidad, esto existe, esto está pasando..."
Es mucho más largo -y bastante monocorde- el catálogo de la sociología y de la culturología, generalmente progresista o "de izquierda", incluyendo el análisis sociológico-evangélico y la praxis evangelizadora que cree que si desaparece el capitalismo la gente se va a convertir... a la solidaridad (no al cristianismo).
También está la contraparte escandalizada de las razones "de derecha". Siempre tentada por la supresión, por la poda, por el "bien automático", que consiste en enterrar vivos a los malos, en hacer bajar fuego del cielo y arrasar la ciudad.
Cuando se acusa nada más que a la revolución -cualquier revolución humana- de los males que la subsiguen, se está en el territorio del "bien automático". Porque siempre hay algo en el origen de cualquier revolución, tan grave como la propia revolución. Y a veces más grave. Muchos se engañan pensando que combatiendo la revolución, se resolvieron las causas que la generaron. También acá se cuela la certeza de que si desaparece el comunismo, la droga, la prostitución o la homosexualidad y el mal gusto para vestirse, lo que quede será lo bueno.
Así como, en definitiva, lo que los progres sostienen a rajatabla es su derecho a que se los deje legislar qué es bueno y qué es malo, los conservadores tienen la certeza inclaudicable de que ya lo saben. Y de que son los únicos que lo saben.