Es tiempo de que cante la elegía–de que cante por mí–, porque ella pudollorar el llanto del dolor agudocuando el dolor agudo más hería.Ya puedo oír su lamentar desnudo(y ahora siento lo que no sentíacuando sufría y el dolor dormía)entre los pliegues de su grito mudo.Puede cantar con su aguijón de penay hendir la carne seca del desiertohasta hacerlo gemir mientras verdece.Y de hoy en más y con la copa llena,mosto su pena a corazón abierto,verá nacer el gozo mientras crece.