Romance del pino enamorado
Como una lanza de aromas,
el pino que apunta al cielo
está guardando a la luna,
vigía, amante y guerrero.
Y se le ha puesto a sus pies
en la esquina del potrero
y pasa la luna reina
sin siquiera ver el suelo,
toda de blanco vestida
y siempre al sol persiguiendo
y sin alcanzarlo nunca,
muriéndose de deseo.
Con lágrimas de frescura
el pino que la está viendo
silba perfumes de pena,
embanderado de duelo.
La noche que va llegando
ya le sirve de consuelo,
y está llorando rocío,
que le da tristeza verlo:
erguido en el desengaño,
guardián que ama en silencio
a la luna enamorada
de un galán todo de fuego.