viernes, 17 de abril de 2020

Soneto


Nunca ha llegado el mar hasta mi puerta.
Nunca su sal mi reja ha conmovido.
Nunca su furia ha perturbado el aire.
Nunca su inmensidad me lo parece.
Siempre al bosque he vuelto la mirada.
Siempre el campo me ha sido el horizonte.
Siempre en el cerro el paso ha sido libre.
Siempre el arroyo canta y a mi gusto.
Nunca los puertos fueron mi reposo.
Nunca las barcas fueron aposento.
Nunca he podido conversar con peces.
Siempre la altura fue más que la sima.
Siempre es el viento más que la borrasca.
Siempre mi corazón ha estado en tierra.