domingo, 7 de octubre de 2018

De la rosa


¡Qué fina la rosa
para envejecer!

Letrilla apasionada, Leopoldo Panero


Prontamente lucida y en la hondura
de sangre roja que su porte daba,
así la rosa que al jardín velaba
elegante, en su anciana donosura.
En su pasíón de aromas suspiraba,
señora del carmín de la llanura;
displicente ante el tiempo que la apura,
mientras su tiempo de morir llegaba.
Es más que aroma su donaire ausente,
su manantial belleza en rojo ardiente;
dueña en amor, en soledad reposa.
Mientras brotan jardines a mi vera,
me voy, de primavera en primavera,
al corazón que se quedó en la rosa.