Le dijo la tierra al cielo
que se deje de llover,
y el cielo le dijo al punto:
puede ser.
Pero la tierra mojada,
y viendo el agua caer,
entre suspiros decía:
no ha de ser.
Y en eso están cielo y tierra:
que sí, que no, que hay que ver,
que llueva, que no me llueva...
como varón y mujer.