sábado, 4 de enero de 2014

Madrigal de enero




Cuando trae la tarde
la siesta silenciosa de los tilos,
que cubren el camino perfumando,
se huele el reverbero, entre las flores,
de unos ojos de luna.

¡Ah, madrigal de enero...!

Como un ave en su silbo,
el corazón celebra
la memoria de salvias y laureles
que de la nada brotan en el aire,
que alivian como un bálsamo
y dan tiempos de amor al que camina.