Cerro abajo
Pajonales de sierra, flor silvestre,
acacias blancas verdes, rumorosas
centinelas de sombra en los arroyos,
espinillos y piedras altaneras.
Por la quebrada viene la mirada
y en un bordo de luz la voz titila
porque al poniente al corazón perfuma
la niebla tibia y clara de esta tarde.
Ya silba un ave; el alazán se pierde
cortando cuesta abajo, no sé adónde,
mientras su paso tienta una vereda.
Y otra ave silba tierna su silencio
como una catedral que el eco ensancha.
Es noche ya y hay fuego junto al vino.