domingo, 17 de abril de 2005

No son -éstas que vienen aquí abajo- las únicas cosas que se piensan y se ven y se esperan, por estas horas.

Pero tal vez convenga no dejar pasar otro caso típico de tópicos. Es casi burdo, y no sé por qué digo casi. Vale la pena (y será seguramente una deformación profesional), observar el modo en que se argumenta, las 'pruebas' que se aportan al argumentar, el modo en que se mezclan o enhebran con otras cosas, cuál de las cosas que se dicen es lo importante y qué cosa va en apoyo de lo importante.


Pero allí están todos, más o menos.

Allí estamos.

Vísperas de cónclave. Agitación, ansiedad, espera, temor, esperanza. Razones para temer, para esperar.

No sé qué es más significativo: que se hable, que no se hable, que se hable de poder y poderes, que se hagan 'análisis' tan 'finos' sobre definiciones doctrinales (especialmente morales, es verdad), como si hubiera que creer que por razones prácticas realmente a todos los que hablan de la cuestión les fuera la vida en ello. O hubiera que pensar que realmente importa a la globalización y a las consecuencias vitales no ya de esos mil millones de católicos, sino de la humanidad entera, cuestiones como la ordenación de las mujeres, el matrimonio de los sacerdotes, y asuntos así.

Con todo, se ve que hay una agenda mundana, que, creo, en no pocos puntos se superpone a la doctrinal.

"Ratzinger represents continuity - he was the right-hand man of the pope," said Giuseppe De Carli, head of Italian public television's Vatican bureau, who in recent years has interviewed most of 115 cardinals who will begin the secretive process of selecting the new pope on Monday.

"But the cardinals need both continuity and discontinuity," he added. "They can't create a pope that will be the photocopy of the preceding one."

Y aunque se ponga cara de que solamente se está describiendo:

Some experts say that is precisely the problem: that Cardinal Ratzinger has ambitions higher than being a photocopy of John Paul.

Based on Cardinal Ratzinger's record and pronouncements, his agenda seems clear. Inside the church, he would like to impose more doctrinal discipline, reining in priests who experiment with liturgy or seminaries that permit a broad interpretation of doctrine. Outside, he would like the church to assert itself more forcefully against the trend he sees as most threatening: globalization leading eventually to global secularization.

Pero algunos parecen tener los datos de una receta:

If the cardinals could start from scratch and order up the perfect pope, the candidate to lead the Roman Catholic Church of 2005 might look like this:

Charismatic and basically conservative. Intellectual but accessible. Speaks Italian, Spanish and English. Not too old, not too young, since the cardinals want neither a 26-year papacy like John Paul's nor a pope who will be bedridden in two or three years. A pastor, but one familiar with Vatican bureaucracy. Someone willing to let local bishops go their own way - within limits. Perhaps he would be from the third world, where the church is growing, but he has ties to Europe and could reinvigorate the flagging faith there.

La alusión del responsable de la agencia católica ACI puede ser sibilina, si se quiere (y en cualquier caso, si eso dijo, bien lo parece), pero es la única aproximación a una consideración distinta de la cuestión.

"Do not underestimate the power of the microculture that is generated among the cardinals when they are together," said Mr. Bermúdez, the Peruvian editor. "The kind of reflections that end up influencing them are completely unpredictable."

Al fin, en unos días más todas estas cosas habrán pasado y, casi seguro (y tampoco sé por qué digo casi), darán paso a otras iguales o muy parecidas. Es una profecía fácil de hacer...

La cuestión sigue siendo no lo que está pasando, sino lo que en realidad pasa.

La cuestión sigue siendo no lo que estamos oyendo y viendo, sino lo hay que oír y ver en lo que estamos oyendo y viendo.