martes, 22 de febrero de 2011

Tsin Tsqaro


Tsintsqaro chamoviare tsintsqaro,
bicho da tsintsqaro chamoviare

Tsin shemkhvda kali lamazi tsin shemkhvda
bicho da koka rom edga mkharzeda

Sitqva vutkhar da itsqina sitqva utkhari
bicho da ganriskhda gadga ganze da

(Caminaba un día de primavera
cuando vi a una bella mujer
con un cántaro sobre sus hombros.
Apenas le dije unas palabras
y ella se fue, ofendida.)


Una sencilla canción folklórica de Georgia, aquí transliterada a caracteres latinos, porque la lengua original, lamentablemente, nos sería indescifrable, que ni cirílico es. Costó un poco conseguir ambas cosas (letra georgiana y traducción), pero allí están.

Encontré la canción viendo de dónde había sacado el admirado Goran Bregović una canción, Train, que está en su concierto de Tesalónica, de 1997, cuya grabación en vivo se llamó El silencio de los Balcanes.

Y como quien pasa por el fondo de un ropero, entré a un mundo de milenios, de guerras y amores, desgracias y heroicidades, persecuciones y triunfos, y de bosques y mar y montañas.

Llegué casi a la madrugada de vuelta a casa, de vuelta a la pampa, después de asomarme algunas horas al mundo georgiano y a sus músicas. Allí encontré a un tenor, Hamlet Gonashvili, gloria local, muerto hace unos 20 años al caer de un árbol del que recogía manzanas…

Canta, precisamente, la melodía original que tomó y rehizo más tarde Bregović.

No salgo de mi asombro y alegría.

Hay una felicidad enorme en llegar tarde al mundo y a la antigüedad del mundo y a la belleza del mundo y reconocerlo como ajeno completamente y como completamente propio.