martes, 4 de abril de 2023

Voz


Llevo el sonido como una daga,
se envaina en mí.

El corazón silencia su latido, 
el ave calla, 
la misma luz enmudece,
no hay zumbidos ni abejas en la flor,
y rompe el mar 
contra las rocas sordas 
sin su estruendo y su salitre.

Sola quietud del viento, 
sola ingravidez del trigo y su rumor, 
sola soledad del manantial y el agua.

Y la daga de tu voz se envaina en mí.

Y traspasa la fibra de los truenos, 
apacigua el canto de la lluvia, 
deshace melodías, 
ahoga los murmullos de las noches. 

Y con cada herida que tú, la única,
abres en mí,
con cada son, 
con cada dulzura,
llega tú música y sangra la alegría
cuando envainas tu voz aquí en mi pecho.