lunes, 3 de abril de 2023

Viaje


Distancias en la sencillez de las lomas
y de la vera azul de los arroyos, 
distancias en la sencillez de las tardes
y luz de las mañanas
y dulce resplandor de cada noche tibia.

Caminos y veredas, 
polvos de un tiempo que atardece
bermellón al oeste, 
lunas de tiza y resplandor del firmamento 
en su negrura amable,
en su silencio
y en el rumor que rueda por el mundo
debajo de mis pies inmóviles.

Sierras de soledad entre la bruma;
y hay la fogosa intrepidez del río
que canta su agua entre los roquedales, 
púrpura pura en las cañadas, 
quietud en las laderas.

Se avecina el horizonte, 
traga mis pasos, 
empuja mi pecho hasta el linde del sol.

Y voy en andas de las horas mudas, 
silbando en vilo, 
al ritmo tornasol del caminante, 
y con mi carga de memorias y bienvenidas; 
de versos que no son
y son hebras de luz en la mirada
que los ve desgranarse, girasoles
de pura luz, 
de puro aroma ardido, 
un clamor somnoliento antes del alba fría, 
en la ruta infinita, en cada viaje, 
que cruza la frontera de los sueños fragantes.

Y llegó más allá.
Cada vez más allá, 
y voy más lejos.

Y vuelvo al punto cero 
de cada travesía, hacia el origen, 
hacia el fin; 
y voy hacia el principio 
de esta madeja que trama con mis días
una única página de historia.