viernes, 15 de julio de 2022

Autobiografía



Hablando de su Autobiografía, Chesterton decía algo así como que no sería honorable ser demasiado exacto y preciso con los datos de su propia vida, cuando había sido tan impreciso e inexacto con los datos de aquellos a quienes les había dedicado una biografía.

Bromas aparte, y salvo contadísimas excepciones, no me gustan las autobiografías. Es muy difícil que el autor no sea allí un mentiroso (sutil o brutal), un chismoso o simplemente impúdico. Insisto, salvo contadísimas excepciones en las que esto no se cumple.

También ocurre que, entre otras cosas, en una autobiografía hay habitualmente otras biografías, que no son las del autor sino las de otros a quienes él conoció o trató.

Y hay allí dos asuntos que pueden ser escollos para que la obra valga la pena de ser leída, y que no cualquiera puede solventar honestamente: 1. no decir suficientes verdades sobre uno mismo, y 2. decir demasiadas verdades acerca de quienes hemos conocido o nos han rodeado en nuestra vida.

Creo, con todo y eso, que podría escribir una, sorteando lo más posible ambos escollos. Pero resulta que lo más posible nunca es posible, porque, de ser así, el libro debería quedar bastante flaco.

Y por eso no voy a escribir ninguna autobiografía.

Chesterton escribió la suya, aunque el libro vio la luz un poco después de que hubiera muerto, de modo que, a cualquier efecto, no había a quien patalearle, si hubiera sido el caso. Y no hubiera sido el caso porque su caridad y amabilidad limaron asperezas aunque haya dicho verdades sobre quienes habló, contando su propia vida de él.

Ahora bien.

Si a pesar de mi propósito firme de no hacerlo jamás, alguna vez escribiera semejante obra (de bastante poco interés, salvo para un servidor y eso por algunas pocas líneas...), sólo autorizaría su publicación recién cuando ya no estuvieran en este valle todas las personas que haya mencionado en esas páginas.

Porque sería injusto que se encontraran allí con algunas verdades sobre ellas mismas y no tuvieran oportunidad de enojarse con el autor. O de darle la razón, algo igualmente penoso para la mayoría de las gentes, hasta donde mis años me informan.