Apenas dos palabras, sólo apenas
dos palabras que, casi sin sonido,
tronaron el silencio y el olvido
y en tropeles de luz van por mis venas.Apenas dos palabras tan serenas
que hallé, de sólo oírlas, lo perdido.
Y no eran dos palabras en mi oído:
eras tú misma, que en tu voz resuenas.Y fue verdad, entonces. Verdadero
cada gesto impensado. Y el dolor
de tanto ser de nadie cada hora,hasta llegar tu nombre, todo entero,
tu nombre verdadero y el sabor
verdadero en tu voz reveladora.