Voy a un cielo y a un mar de cormoranesde capa oscura y porte distinguido,que en un acantilado embravecidole protestan al viento sus desmanes.Voy a una tierra yerma de guardianes,oscuros en el aire; y, aterido,llevo en el corazón mi propio nidoy tres palabras como talismanes.Costa de un mundo que a este mundo ignora,mar que está solo y barca solitaria,sin marineros y sin capitán.Solo en la piedra, luce tajadorala efigie negra, libre, temeraria,que con desdén dibuja un cormorán.