domingo, 11 de octubre de 2020

Un camino


– Hasta aquí llegamos. Ahora hay que elegir...

Sin un mapa, un camino real pero de tierra, en medio del campo. Encajonado, desconocido. Sólo alambrados por todas partes. Ninguna tranquera. Sembrados, algún lote grande con un poco de hacienda. Pocos montes de árboles a la distancia. Ninguna casa, ningún molino. Rastros humanos todo alrededor y nadie a la vista. 

– Pero veníamos bien...

– Sí... O deberíamos haber doblado antes, no sé...

Ahora hay una bifurcación repentina. Dos caminos casi idénticos. Anchos los dos, huellas iguales. Y parece que se perdieran en medio de la nada los dos. 

– ¿Qué te parece a vos? ¿Qué hacemos?

– ...

Hay una nota de urgencia y de ansiedad en la voz. Es verdad: esa soledad en el campo puede ser inquietante. Y desorientarse un poco. 

Pero, ¿no pasa que a veces haya que esperar? Y esperar. Y ver. Tratar de ver. No poco tiempo. 

Y la bifurcación adelante, impávida. Esperándonos ella a nosotros. Viendo a ver qué haremos.

– No podemos quedarnos acá. Pero, ¿y si le erramos?

– Claro...