domingo, 11 de octubre de 2020

Día que sonríe


Todas las cosas amanecen al unísono.

Y la misma alegría, cada una.

Piares bulliciosos, aleteos.
Y esa luz cobriza en las copas tempraneras,
penachos insolentes de unos troncos severos.
Un plantel de terneros que alborotan el bajo;
y ese blanco de garzas,
pintas de claridad sobre el agua oscura.

Sonrisas polifónicas,
partitura concorde 
que trama con rocío un vivace impetuoso 
y hace el frescor que estalla con el día. 

Sobre el campo, 
se despereza la bruma,
todavía somnolienta de su sueño amoroso. 
Y envuelta todavía en su traje de luna traslúcida, 
se abraza al humo fragante de un fuego revivido.

Entonces, aparece.

Y entonces, nuevamente,
todo imita expectante una sonrisa que viene de la noche:
y es ese el primer gesto que ven los ojos de todo alrededor,
la señal que hace renacer cada mañana.