Pastora de los días.
Risa en la cumbre de las alegrías.
A dulce mando sirvo y me someto.
A tu guía sujeto.
Tus manos sabias como timoneles.
Refugio verde. Tu decir discreto.
Los labios. Los claveles.
Tu gracia. Tu secreto.
Las horas de saber que tú serías.
Y dejo que me veles,
luna fragante de mis travesías,
el sueño, la mirada, el amor quieto.