lunes, 10 de agosto de 2020

Julio, 1982


Un árbol aterido.
El silencio en silencio lo ha nevado.

El fuego ha revivido
en llamas, en la noche enamorada,
que ha quedado a mi lado

velando el sueño al corazón dormido,
junto a mí recostada.

Bosque de ñires, cerro amanecido.
Humeante de alborada.
Sendero desusado.

Despierto con la voz que me ha cantado.

Y vuelvo a ser aquel que siempre he sido.